8 claves para aprender mejor
Estrategias sencillas basadas en neurociencia para mejorar la concentración, la memoria y el aprendizaje, tanto en ti mismo como en tu aula.
🙋♂️ Hola, soy David Roca
Bienvenido a la newsletter semanal de Maieutic. Aquí encontrarás recursos, métodos y consejos en educación y tecnología para ayudar a los profesores y líderes educativos a optimizar su tiempo, enfocándose en lo que importa: enseñar y conocer a sus alumnos.
Siempre que tengo que hacer una tarea que no requiera mucha concentración, aprovecho y escucho un podcast. Es una estrategia que utilizo para hacer atractivo un trabajo que, de por sí, no lo es. Y ayer tocaba limpiar la bandeja de entrada del mail. Pero, no pude acabar la tarea.
Sólo llevaba cinco minutos de podcast cuando tuve que detenerme para empezar a tomar notas. Me gustó tanto lo que escuché, que acabé cambiando la newsletter que tocaba para compartir contigo mis apuntes.
No sé si te suena Andrew Huberman. Es un neurocientífico estadounidense y profesor en la Universidad de Stanford. Además, presenta “Huberman Lab”, el noveno podcast más escuchado de Estados Unidos, donde trata temas de salud y ciencia.
Pues bien, el podcast en cuestión abordaba las claves del aprendizaje basándose en varios estudios que confirman la eficacia de varias estrategias. Creo que, como profesores, debemos conocer cómo aprende el cerebro humano para enseñar a nuestros alumnos a aprender y estudiar, pero también para diseñar nuestras sesiones de forma que favorezcan ese proceso.
De hecho, hay una estrategia concreta que podemos poner en práctica cada día, al terminar una sesión, que puede marcar una diferencia en el aprendizaje de nuestros alumnos. Más adelante te contaré en qué consiste.
A continuación, comparto los puntos que me resultaron más interesantes y que, a mi parecer, podemos aplicar fácilmente en el aula, tanto para preparar nuestras clases como para enseñar a los alumnos a aprender y enfrentarse al material de estudio:
1. Compensar el olvido
Aprender no es solo adquirir nueva información, sino contrarrestar el proceso natural de olvido que comienza tan pronto como la escuchamos. Cuando aprendemos algo nuevo, nuestro cerebro tiende a perder parte de la información con el paso del tiempo. La clave está en reforzar el conocimiento de forma constante para consolidarlo en la memoria.
2 Concentración y atención
En una sociedad llena de estímulos y recompensas rápidas, es imprescindible aprender a concentrarse en una tarea hasta acabarla. Esto está muy ligado a la idea del multitasking de la que hablamos en la última newsletter.
Me acordé de lo que dice Gregorio Luri sobre la atención como “el nuevo coeficiente intelectual” de la sociedad de la información. Según Luri, lo importante hoy en día no es solo tener acceso a la información (que sobra y es casi gratis), sino ser capaces de filtrarla y centrarnos en lo realmente importante.
Sin el hábito de concentrarnos y de retomar la tarea cada vez que nos despistamos, corremos el riesgo de perdernos en la avalancha de datos que nos rodea. Por eso, tanto dentro como fuera del aula, enseñar y practicar la atención —esa habilidad de “volver” rápidamente a lo que estábamos haciendo— resulta clave para ayudar a nuestros alumnos (y a nosotros mismos) a lograr un aprendizaje sólido y duradero.
3. Preparar cuerpo y mente para la concentración
Concentrarse consiste en volver al foco de atención una y otra vez. Es la capacidad de decirte a ti mismo que aquello en lo que te tienes que concentrar es más importante que cualquier otro input. Huberman propone aumentar de forma consciente nuestro nivel de alerta antes de enfrentarnos a lo que queremos estudiar, diciéndonos que esa información es importante. Así, el cerebro la prioriza frente a otros estímulos.
Para conseguirlo, conviene cuidar aspectos básicos, como dormir lo suficiente, y entrenar la concentración con ejercicios de percepción. Por ejemplo, pasar entre 1 y 10 minutos observando la respiración o fijando la vista en un punto concreto con los ojos abiertos. Cuando nos distraigamos, simplemente volvemos a centrar la atención en el objetivo inicial. Este hábito fortalece nuestros “músculos” de la concentración y nos ayuda a estudiar mejor.
En el aula, dedicar unos minutos a estos ejercicios de percepción puede ayudar a que nuestros alumnos se concentren mejor antes de empezar cualquier tema. Con una rutina simple y constante, podemos mejorar su nivel de atención y su capacidad de retener información.
4. El valor del descanso y el NSDR
Andrew Huberman destaca la importancia del sueño para asentar lo que aprendemos. Mientras dormimos, se forman y reorganizan las conexiones neuronales que fijan la información. Por eso, dormir suficiente y bien es fundamental.
También menciona el Non-Sleep Deep Rest (NSDR) como “parche” cuando no hemos descansado lo suficiente. Esta práctica, de 10 a 20 minutos, ayuda a recuperar la energía física y mental y potencia la neuroplasticidad, reforzando aquello que estamos estudiando.
En clase, podemos concienciar a los alumnos sobre la importancia de un buen sueño y ofrecerles alternativas como el NSDR en momentos de fatiga. Así, les enseñamos a cuidar su propio aprendizaje y a sacarle el máximo partido al estudio.
5. Autoevaluarse (y evaluar)
Hacer pequeñas pruebas justo después de ver un nuevo contenido es clave para retenerlo. En lugar de limitarnos a medir cuánto sabemos, estas pruebas refuerzan el aprendizaje y contrarrestan el olvido. Las investigaciones indican que, si hacemos un test poco después de estudiar algo, podemos duplicar la retención frente a simplemente releer el material.
Cuantas más veces nos autoevaluemos, mejor. Lo ideal es exponernos al contenido, prestar atención y, enseguida, ponernos a prueba dos o tres veces para asimilar de verdad esa información. Además, las preguntas abiertas —tanto cortas como largas— son más eficaces que los exámenes de opción múltiple, porque nos obligan a recordar de forma activa.
Si llevamos estas mini-pruebas al aula, los alumnos refuerzan el contenido recién visto, detectan sus dudas y conservan la información a largo plazo. Unas cuantas preguntas al final de cada bloque o sesión pueden marcar una gran diferencia en su motivación y en su rendimiento.
6. Metodología de estudio eficaz
Un estudio realizado con 700 estudiantes de medicina mostró que los mejores resultados se obtenían al organizar el tiempo de estudio en bloques de 3-4 horas, divididos en 2-3 sesiones, y al eliminar distracciones (móviles fuera de alcance, avisar en casa de no molestar). Además, estudiar primero de forma individual y, después, explicar el material a otros potencia todavía más el aprendizaje.aprendizaje.
7. Espaciado y repetición
El llamado efecto de brecha o espaciado consiste en meter pausas durante el estudio o clase para que el cerebro asimile mejor la información. Añadir micro-descansos de 5-10 segundos mientras se explica el material ayuda a afianzar lo aprendido, igual que ocurre durante el sueño.
Podemos estructurar nuestras clases en segmentos cortos, intercalando pequeñas pausas para que los alumnos procesen la información. También funciona repasar brevemente el contenido de la sesión anterior antes de iniciar un tema nuevo, aprovechando así el efecto de repetición y espaciado.
8. Importancia de la motivación y las metas
Tener metas personales o aspiracionales (por ejemplo, cómo ese conocimiento mejorará nuestra vida o la de quienes nos rodean) añade un plus al aprendizaje. Además, compartir historias o ejemplos cercanos hace que la materia sea más fácil de recordar y más motivadora.
Podemos plantear a los alumnos objetivos claros y realistas que se conecten con sus intereses. Incluir anécdotas, casos prácticos o proyectos relacionados con la vida real les ayuda a ver el sentido de lo que están aprendiendo. Con ello aumentamos su motivación y facilitamos que retengan los contenidos a largo plazo.
Conclusión
Entender cómo aprende nuestro cerebro puede marcar la diferencia en nuestro trabajo como docentes. Estas estrategias no solo nos ayudan a enseñar mejor, sino que también son herramientas para que nuestros alumnos aprendan a estudiar y a sacar partido a su tiempo y esfuerzo.
Si algo nos queda claro de todo esto es que pequeños cambios en nuestras clases, como dedicar unos minutos a ejercicios de atención, introducir mini-evaluaciones al final de una sesión o enseñarles a priorizar el descanso, pueden tener un impacto enorme en su aprendizaje.
Y no olvidemos algo fundamental: enseñar a nuestros alumnos a aprender es uno de los mejores regalos que podemos hacerles. Porque cuando saben cómo aprender, pueden enfrentarse a cualquier reto.
Gracias por leer Maieutic.
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Muy interesante. ¿Que podcasts en español podriamos para profundizar en este tema?
Acabo de ver que no te respondí! Pues alguno interesante puede ser el de Marian Rojas Estapé. Y más que el podcast, te recomendaría su libro: "Recupera tu mente, reconquista tu vida".